Los resultados indican que los factores que favorecen la regeneración del pino carrasco no siempre coinciden con los que impulsan la recuperación del matorral y de otras especies leñosas.
Un nuevo estudio científico revela que los bosques de pino carrasco (Pinus halepensis) de la Ribera d’Ebre se han regenerado bien tras el gran incendio de Torre de l’Espanyol de 2019, que quemó 5.000 hectáreas. La investigación, publicada en la revista Journal of Vegetation Science, concluye que la regeneración natural de estos bosques mediterráneos depende sobre todo de la topografía y de la cobertura previa del bosque, y abre nuevas preguntas sobre los efectos del cambio climático en su resiliencia.
El estudio se ha llevado a cabo en el marco del grupo de investigación de Funcionamiento y Dinámica del Bosque , dentro del programa de Gestión Forestal Multifuncional del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), liderado por Lluís Coll, profesor de la Universidad de Lleida e investigador de la Unidad de Investigación Mixta CTFC-AGROTECNIO. Dos años después del incendio, el equipo cuantificó el número de plántulas de pino carrasco e inventarió todas las especies leñosas presentes en 72 parcelas experimentales de 10×10 metros distribuidas dentro del perímetro afectado por el fuego. Además, también se evaluaron factores como la severidad del fuego, la orientación del terreno o las trayectorias de usos históricos del suelo.
Los resultados muestran que la regeneración del pino carrasco es más elevada en las umbrías, en pendientes suaves y en zonas donde antes del incendio había una mayor densidad de árboles. En cambio, la cobertura de arbustos y matorral —que también desempeña un papel clave en la recuperación ecológica del bosque— es superior en las solanas y se ve más afectada por la severidad del fuego y los usos históricos del suelo. Esto pone de manifiesto que los factores que explican la regeneración del pino carrasco no son los mismos que condicionan la recuperación de otras especies leñosas.
Según Mara Paneghel (doctoranda en el marco de un contrato Marie Curie Iberus Talent) y Judith Solé (estudiante de máster y responsable del trabajo de campo), primeras autoras del artículo, “los resultados confirman la buena capacidad del pino carrasco para establecerse tras un incendio, pero también muestran densidades de regenerado inferiores a las que eran habituales históricamentre”. Esta variabilidad podría estar vinculada al impacto del cambio climático, con sequías más frecuentes y condiciones más extremas, que dificultan el establecimiento de plántulas.
A pesar de ello, los investigadores remarcan que la regeneración ha sido suficientemente buena como para descartar, a nivel general, la necesidad de llevar a cabo actuaciones de restauración. “El trabajo aporta herramientas útiles para los gestores forestales: permite identificar las zonas donde la regeneración puede ser más complicada en el caso de futuros incendios y, por tanto, donde sería necesaria una atención especial”, destaca Coll.
Aunque los resultados ofrecen una mirada esperanzadora sobre la notable capacidad de regeneración de los bosques mediterráneos (y en particular de los de pino carrasco), también advierten que esta resiliencia no es infinita y que será necesario estudiar con más detalle hasta qué punto el cambio climático puede estar reduciendo la densidad y la capacidad de recuperación de estos ecosistemas clave.
El artículo forma parte de la tesis doctoral de Paneghel y se enmarca dentro del proyecto VULNIFOR, financiado por la Agencia Española de Investigación (AEI/MICINN), y del grupo de investigación ADAPTAFOR (Universidad de Lleida y JRU CTFC-AGROTECNIO).
Más información: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jvs.70062
Last modified: 3 Septiembre 2025