Un nuevo estudio liderado por la NASA y con la participación del CTFC, Agrotecnio y la UdL aporta una visión a escala mundial de las emisiones y absorciones de carbono asociadas a la biomasa de los ecosistemas terrestres.
Los resultados facilitan la contabilización, seguimiento y verificación de estos flujos de carbono en el marco de los compromisos climáticos del Acuerdo de París y del balance mundial de 2023, que evaluará el progreso colectivo hacia los objetivos climáticos a largo plazo.
Los ecosistemas terrestres, especialmente los bosques, han demostrado ser un sumidero creciente de CO2 atmosférico durante décadas y su restauración se considera una de las soluciones basadas en la naturaleza más eficaces para mitigar el cambio climático. Sin embargo, la cantidad de carbono que los ecosistemas terrestres pueden liberar y secuestrar a escala global sigue presentando grandes incertidumbres, tanto espaciales como temporales.
En este contexto, un nuevo estudio científico publicado en la revista científica Science Advances da un paso adelante en la resolución de estas incertidumbres mediante la estimación de los cambios de las reservas globales de carbono en la biomasa leñosa del planeta desde el comienzo del siglo XXI y durante un periodo de 20 años que abarca desde el año 2000 hasta el 2019. El estudio ha sido liderado por la NASA y ha contado con la colaboración de varios centros de investigación internacionales entre los que se encuentra la Unidad Mixta de Investigación CTFC – Agrotecnio y la Universitat de Lleida.
En el estudio se demuestra que las estimaciones de las emisiones y absorciones de carbono por parte de la biomasa viva explican aproximadamente más del 80% de los flujos terrestres globales, dato que enfatiza el papel fundamental de la biomasa en la mitigación del cambio climático. Además, los resultados también confirman que las emisiones y absorciones en zonas tropicales son cuatro veces mayores que las de los ecosistemas templados y boreales juntos. De este modo, se remarca la necesidad de construir políticas internacionales para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación tropicales y priorizar la mejora y conservación de los sumideros de carbono que representan los bosques del planeta.
Aparte, el estudio no sólo pone atención a la biomasa proveniente de los bosques “sensu stricto”, sino que también incluye otros tipos de vegetación. “Este tipo de vegetación, como los bosques abiertos, la sabana y los matorrales, aunque a menudo ha sido menospreciada, tiene una contribución en los flujos de carbono más importante de lo que se conocía”, explica Sergio de Miguel, uno de los autores del artículo, profesor de la Universidad de Lleida e investigador de la Unidad Mixta de Investigación CTFC – Agrotecnio. De Miguel es el único autor español del artículo, en el que han participado investigadores e investigadoras de Estados Unidos. Alemania, Países Bajos, Australia y Puerto Rico.
“La biomasa de los ecosistemas terrestres es parte de la solución ante los retos del cambio climático”, añade de Miguel, quien alerta al mismo tiempo que “si no se hace una gestión sostenible de los ecosistemas a escala global, esta misma biomasa puede llegar a ser parte del problema si los sumideros de carbono pierden su funcionalidad y se incrementan significativamente las emisiones del carbono acumulado en los ecosistemas de la Tierra, como parece que está ocurriendo en algunas regiones del planeta”.
Flujos de carbono diferentes según la región del planeta
Tal y como demuestra el estudio, se encuentran diferencias en los flujos de carbono en función de las regiones del planeta. Según explica de Miguel “determinadas regiones actúan como sumideros netos, reteniendo más carbono del que emiten, mientras que otros presentan una tendencia opuesta y emiten más carbono del que acumulan”. Así, los resultados del estudio estiman que el 90% del carbono que los bosques de todo el planeta absorben de la atmósfera se compensa con la cantidad de carbono liberado debido a alteraciones en los ecosistemas originadas por el cambio global de usos del suelo y de las condiciones ambientales.
A grandes rasgos, algunas de las principales regiones que actúan como sumideros de carbono son los bosques de coníferas occidentales y boreales de América del Norte, los bosques tropicales de África, así como los bosques subtropicales en el este de China y los bosques boreales de Siberia oriental. Por el contrario, algunas regiones donde se encuentran los bosques tropicales húmedos de América del Sur durante el siglo XXI han emitido más cantidad de carbono de la que han acumulado, en buena medida debido a los procesos de deforestación y degradación de los ecosistemas forestales, junto con el impacto de las sequías.
Para realizar el estudio, el equipo ha utilizado un algoritmo de aprendizaje automático basado en inteligencia artificial que reduce la incertidumbre a medida que los datos de los inventarios de biomasa forestal mejoran con el tiempo. Los datos se han obtenido mediante la combinación de diferentes técnicas y tecnologías de sensores remotos y teledetección, como láseres y radares satelitales y aerotransportados, con datos de inventarios forestales obtenidos en campo.
Más información: Changes in global terrestrial live biomass over the 21st century BY LIANG XU, SASSAN S. SAATCHI, YAN YANG, YIFAN YU, JULIA PONGRATZ, A. ANTHONY BLOOM, KEVIN BOWMAN, JOHN WORDEN, JUNJIE LIU, YI YIN, GRANT DOMKE, RONALD E. MCROBERTS, CHRISTOPHER WOODALL, GERT-JAN NABUURS, SERGIO DE-MIGUEL, MICHAEL KELLER, NANCY HARRIS, SEAN MAXWELL, DAVID SCHIMEL. Science Advances 02 Jul 2021: Vol. 7, no. 27, eabe9829 DOI: 10.1126/sciadv.abe9829
Foto: Se llama a la selva tropical “los pulmones del mundo”. Produce oxígeno y almacena miles de millones de toneladas de carbono cada año. Cubre más del 60% de la superfície terrestre de Perú. La foto es del Servicio Forestal de USDA, de Diego Pérez.
Last modified: 22 Julio 2021