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Un bosque rico en especies puede ser un ecosistema funcionalmente pobre

15 Diciembre 2020

A la hora de diseñar estrategias forestales de adaptación al cambio global, un nuevo estudio se centra en la importancia de caracterizar y diversificar los rasgos funcionales de las especies de un bosque.La investigación presenta una metodología para informar la gestión forestal fácil de usar basada en los rasgos funcionales de las especies, es decir, aquellas características morfológicas o fenológicas de los individuos que tienen que ver con el crecimiento, la supervivencia y la reproducción, tales como la altura media, el tamaño de las semillas o su tolerancia a la sequía.

El estudio, que ha contado también con la participación del CREAF y de instituciones canadienses, propone la diversidad funcional del bosque en su conjunto, así como la conectividad funcional a nivel de paisaje como indicadores de la capacidad de adaptación del ecosistema a condiciones ambientales cambiantes. Los resultados se publican en la revista científica Forest Ecology and Management.

“El hecho de caracterizar las especies forestales a través de rasgos funcionales da una idea de la diversidad funcional que hay en un paisaje o una región, y por tanto su capacidad de adaptación y resistencia. Una región puede ser bastante rica en especies pero funcionalmente pobre”, explica Nuria Aquilué, investigadora del CTFC y autora principal del artículo.

Además, el estudio también ha tenido en cuenta la vulnerabilidad de las especies a perturbaciones naturales actuales y futuras. “Una especie puede aumentar la diversidad funcional de un ecosistema, pero si está muy amenazada por perturbaciones que probablemente acabarán impactando en la región, se debe tener en cuenta”, añade Aquilué.

Plantar especies funcionalmente raras beneficia la capacidad de adaptación

El estudio también realiza una evaluación de la diversidad y de la conectividad funcional en un paisaje de bosque templado en el sureste de Canadá, que a pesar de ser muy rico en especies, estas se concentran en dos grandes grupos funcionales. Aumentar la diversidad funcional de este bosque repercutiría en un aumento de su capacidad adaptativa.

El equipo investigador ha ensayado cuatro escenarios de gestión que varían en intensidad y en la estrategia silvícola, incluida la plantación de especies arbóreas de grupos funcionales raros o el clareo de especies arbóreas de los grupos funcionales predominantes para favorecer la regeneración natural de especies funcionalmente.

“En según qué zona, promover la regeneración de especies funcionalmente más raras sería suficiente para aumentar de manera considerable la diversidad funcional de todo el ecosistema. No siempre es necesaria una gestión muy intensiva de los bosques, sino hacerla más dirigida”, concluye Aquilué.

Una herramienta para apoyar las decisiones de planificación

Dada la incertidumbre ante los cambios ambientales mundiales, se necesitan herramientas fiables y con base científica para apoyar las decisiones de planificación. Al adoptar la metodología propuesta en este estudio, basada en redes y en rasgos funcionales, los y las profesionales forestales tienen una nueva herramienta de fácil uso para evaluar la diversidad funcional a nivel de paisaje, la vulnerabilidad y la conectividad funcional.

Los resultados de este estudio pueden utilizarse para informar tanto a los planes de mitigación frente a las perturbaciones naturales como a las estrategias para mejorar la capacidad de adaptación de los ecosistemas a las condiciones ambientales futuras y a las peticiones de la sociedad.

Más información:

A simple-to-use management approach to boost adaptive capacity of forests to global uncertainty  Núria Aquilué, Christian Messier, Kyle T. Martins, Véronique Dumais-Lalonde, Marco Mina.  https://doi.org/10.1016/j.foreco.2020.118692

Last modified: 15 Diciembre 2020