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DO Pla de Bages: los viñedos son herramientas clave en la prevención de incendios forestales

12 Diciembre 2024

La DO Pla de Bages cuenta con 17 bodegas que mantienen espacios abiertos agrarios en un paisaje de bosque continuo. Estas piezas son estratégicas para preparar el territorio frente a los incendios y facilitar la lucha contra los fuegos forestales.

Con los efectos del cambio climático, el riesgo irá aumentando en los próximos años, lo que nos obliga a plantear una gestión global del paisaje, a través de proyectos transversales en todo el territorio.

Ésta es la visión del proyecto Vinos de Fuego, impulsado por el CTFC en el marco del proyecto europeo FIRE-RES (www.fire-res.eu)

 

 

Vinos de Fuego tiene como objetivo visibilizar y dar valor a la gestión del paisaje agroforestal asumido por el sector vitivinícola, así como sus buenas prácticas.

Con esta idea, se organizó una jornada de información y debate la semana pasada en el Espacio Cooperativo Artium en Artés. El alcalde de Artés, Eric Forcada, introdujo su testimonio local de preocupación por el riesgo y el mantenimiento del paisaje. El presidente de Artium, Marcel·lí Comas, recordó el importante pasado vitivinícola de la comarca destacando el cambio en la forma de entender el riesgo de incendio desde hace unas décadas.

El vicepresidente de la Denominación de Origen Pla de Bages, Josep Maria Claret, remarcó cómo los últimos incendios han puesto de manifiesto la extensión del patrimonio de la piedra seca, y calificó los viñedos como “islas de paz” en medio del riesgo forestal en verano.

Por esta razón se está desarrollando la marca europea Vinos de fuego. Durante la jornada, Soazig Darnay, responsable del proyecto Vinos de fuego en el CTFC, presentó los requisitos para que las bodegas, productores y territorios puedan acogerse a este reconocimiento.

La adecuación del Bages a formar parte del proyecto ha motivado el trabajo de campo de Coline Pacton, doctoranda de la Universidad de Génova (Italia). El pasado verano recorrió la DO Pla de Bages y entrevistó a productores para concretar los modelos de interfaz que crean la alianza entre viña y bosque.

Estas interfaces han demostrado su eficacia en momentos críticos. Así ocurrió en el fuego de 2017 cerca de Artés, tal y como lo recordó Asier Larrañaga, del Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales – GRAF. Comparó ese fuego con incendios extremos más recientes, como los de Grecia (2023) y Portugal (2017), y destacó el valor de los viñedos distribuidos en el monte para la gestión de la emergencia.

Este bosque, principalmente de pino carrasco, supone una carga para muchos silvicultores. Su gestión es una considerable carga administrativa, mientras que su rentabilidad es baja. Estas reflexiones las puso sobre la mesa el responsable de la finca Abadal, Miquel Palau, quien compartió su experiencia de gestión forestal, destacando los aspectos prácticos y las dificultades administrativas.

Mantener estos campos agrarios colindantes al bosque es clave, a la vez que conlleva unos retos asociados. El trabajo de grupo se estructuró en torno a problemáticas que pueden frenar el desarrollo local del sector y su implicación en la gestión del riesgo de incendio: i) la presión faunística que limita la producción de los viñedos en la zona del monte, ii) el acceso a la tierra y el relieve generacional.

Los debates resaltaron la necesidad de una gestión transversal de las zonas agrarias y forestales, uniendo intereses y fuerzas en una mejor planificación de la prevención del riesgo, ligando gestión del agua, con la de fauna silvestre, el mantenimiento del bosque y la ganadería extensiva. Las políticas existentes de desarrollo enoturístico, de turismo verde y de valorización del patrimonio podrían contribuir a esta gestión global del paisaje.

En este contexto, la dispersión de las bodegas y las parcelas vitícolas conduce a un enfoque a nivel comarcal para trabajar hacia esta gestión global del territorio. Se realizaron propuestas de gestión de una interfaz agrorural de protección alrededor del pueblo, aprovechando la recogida de agua de lluvias de los tejados como recurso de riego.

También se plantearon diferentes metodologías de gestión de las cubiertas vegetales y de las zonas perimetrales de los campos de cereales para limitar su riesgo. Se insistió en la necesidad del apoyo del conjunto de las administraciones para evitar contradicciones y facilitar los trámites a zonas estratégicas por los incendios.

Estos intercambios han conducido a identificar a la comarca como una escala territorial que permite crear red de los actores y sus iniciativas, a fin de estructurar los proyectos vinculados a la mitigación del riesgo de incendio.

Esta escala territorial coincide también con la de los Living Labs del proyecto Fire-Wine. El intercambio de experiencias en los países mediterráneos europeos permitirá la implementación de esta marca también en Francia, Portugal e Italia.

Last modified: 12 Diciembre 2024