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Los ecosistemas mediterráneos se calientan un 20% más rápido que la media mundial

1 Diciembre 2020

Los ecosistemas mediterráneos se calientan un 20% más rápido que la media mundial. Si no se toman medidas apropiadas, en 2040 el aumento será de 2,2°C y en 2100 en algunas regiones superaría los 3,8°C. Esto dificultaría la supervivencia de los bosques y aumentaría el peligro de grandes incendios. Estas son algunas de las conclusiones del primer informe sobre los efectos del cambio climático en la región mediterránea, liderado por la red de expertos MedEcc, en la que participan Alejandra Morán, investigadora del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), Lluís Brotons, investigador del CTFC-CREAF-CSIC, y Aitor Ameztegui, investigador de la Universitat de Lleida (UdL) y el CTFC.

El First Mediterranean Assessment Report reúne el trabajo de 190 investigadores de 25 países. Se trata de un informe transversal que incluye análisis de los efectos del cambio climático sobre los recursos naturales, la disponibilidad de alimentos o la seguridad de las personas, entre otros. El aumento de temperatura y del nivel del mar, la escasez de agua y de comida y más migraciones a gran escala son algunas de las perspectivas que presentan las previsiones sobre los efectos del calentamiento global.

Ameztegui y Morán han trabajado en el apartado de ecosistemas terrestres, concretamente en la afectación a los bosques, y Brotons en el capítulo de la gestión de los riesgos futuros y la resiliencia socioecológica.

Las zonas boscosas juegan un papel fundamental como sumideros de carbono ya que absorben más de lo que emiten. “Si se consigue limitar la subida de las temperaturas, la mayoría de especies forestales presentan mecanismos de adaptación, y podrían hacer frente al nuevo clima”, afirma el investigador de la UdL y del CTFC. Sin embargo, “si el aumento de las temperaturas supera los 2 grados respecto a los valores preindustriales, los bosques mediterráneos se verán sometidos a unas condiciones sin precedentes en los últimos 10.000 años, frente a las cuales serían muy vulnerables”, añade Aitor Ameztegui.

En este escenario, “algunas especies se verán especialmente afectadas, pudiendo producirse mortalidades masivas tras sequías intensas, como ya estamos viendo en algunas especies de robles y alcornoques en España o Italia”, explica. Los investigadores creen que en las zonas más áridas se podría incluso reducir la superficie de los bosques, con la consiguiente pérdida de servicios ambientales que estos prestan. “La reducción en la capacidad de almacenar carbono y la provisión de agua son especialmente preocupantes porque representan la base de muchos otros servicios ecosistémicos (por ejemplo, la producción de madera, corcho, piñones) y por el papel que juegan en la mitigación de los impactos del cambio climático “, afirma Alejandra Morán.

También se espera un aumento importante del riesgo de incendios debido a la mayor frecuencia de períodos de clima extremos. “El periodo de fuegos alargará, y la probabilidad de sufrir ‘mega-incendios’ será mayor tal como ya estamos viendo en otras regiones de clima mediterráneo, como California o Chile”, destaca Ameztegui.

Por su parte, Lluís Brotons destaca que “el Mediterráneo está cada vez más sometido a riesgos ambientales de diferentes tipos y el reto que tenemos es desarrollar aproximaciones que nos permitan adaptarnos a incrementos de estos riesgos. Tenemos poco margen para evitarlos”.

El informe concluye que los bosques mediterráneos deberán adaptarse a un clima más cálido y seco, que conlleva periodos de sequía prolongados, olas de calor largas, aumento del riesgo de incendio y una exposición más frecuente e intensa a perturbaciones bióticas tales como plagas. “La velocidad del cambio ambiental actual no tiene precedentes y plantea dudas sobre la capacidad de las especies mediterráneas para hacer frente al cambio que vendrá y, en algunos casos, puede hacer aconsejable la adopción de medidas adaptativas planificadas”, afirma el documento.

Foto del inicio de la noticia: Mortalidad debida a la sequía en un encinar del Montsec / Autor: Lluís Coll

Last modified: 1 Diciembre 2020