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Plantar 3.000 millones de árboles en Europa puede aumentar el riesgo de incendio forestal

27 Abril 2021

Un equipo del CTFC, el CREAF y el INBio-CIBIO de la Universidad de Santiago de Compostela advierten que la reforestación masiva que propone la Unión Europea como parte del Green Deal debe planificarse teniendo en cuenta los escenarios de cambio climático actuales y la proliferación de grandes incendios forestales.

 

La nota publicada en la revista Global Change Biology apela a la necesidad de decidir bien donde se harán estas plantaciones, con qué especies y qué gestión se hará a posteriori.

 

En zonas con alto riesgo de incendios, habría que estudiar las posibles alternativas, como la restauración de zonas húmedas o de pastos.

 

Los bosques son grandes sumideros de carbono y contribuyen en gran medida a compensar el aumento del dióxido de carbono a la atmósfera. Por este motivo, las políticas para conservarlos y restaurarlos tienen un amplio apoyo como forma eficaz de combatir el cambio climático. La Unión Europea, siguiendo la hoja de ruta del Green Deal hacia una descarbonización de la economía, se ha comprometido a restaurar los hábitats con mayor potencial para captar y almacenar carbono. Entre otros, ha apostado por la restauración forestal a través de diferentes iniciativas, una de ellas plantar 3.000 millones de árboles hasta el año 2030.

Un equipo de investigadores del CTFC, del INBio/CIBIO – Universidad de Santiago de Compostela, del CREAF y del CSIC advierten la reforestación masiva que plantea el Green Deal puede aumentar el riesgo de incendio si no se hace siguiendo una buena planificación y con criterios científicos. El aviso, publicado recientemente en Global Change Biology, explica que en la era de los grandes incendios forestales, reforestar puede suponer un arma de doble filo para combatir el cambio climático.

Virgilio Hermoso, investigador del CTFC, puntualiza que “no cuestionamos el uso de las plantaciones, pero debemos planificar correctamente para no causar el efecto contrario al que buscamos. El aumento de la conectividad del bosque, a escala de paisaje, junto con el uso de las especies que se utilizan a menudo en las plantaciones (de crecimiento rápido y con resinas inflamables), puede aumentar el riesgo de incendio, especialmente si no se acompaña de una gestión forestal adecuada”.

En esta nueva era confluyen sequías prolongadas con condiciones meteorológicas de calor extremo o viento, lo que provoca un incremento de incendios de alta intensidad, ya evidentes en la cuenca mediterránea, y cada vez más frecuentes en otras zonas septentrionales de Europa. Por ello, “es fundamental planificar muy bien cómo y dónde se harán estas plantaciones, es decir, qué especies y cómo se gestionarán. Aspectos que son claves si queremos ser efectivos reforestando y evitar riesgos asociados a grandes incendios forestales”, añade Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y  en la unidad mixta InFOREST (CTFC-CREAF).

La alternativa: restaurar otros hábitats

Los autores proponen otras alternativas que pueden ser tanto o más efectivas a este plan de reforestación masiva. Por ejemplo, la diversificación de hábitats o la recuperación de zonas húmedas y de pastos, sobre todo en algunas regiones del sur de Europa. Ambas acciones ayudarían a compensar la pérdida de hábitats, que han sufrido un fuerte declive en las últimas décadas debido al abandono de tierras y de la expansión forestal, y mantendrían las prácticas y los paisajes tradicionales y culturales, más resistentes al fuego. De hecho, invertir en la restauración de estos otros hábitats sería más eficiente que plantar árboles en las regiones más secas y propensas al fuego, como el Mediterráneo, donde la disponibilidad de agua es limitada.

Hermoso también destaca que “la reforestación a gran escala puede impactar en zonas de actividades agropecuarias tradicionales, provocando su abandono o el desplazamiento, causar la pérdida de otros hábitats de importancia en la conservación, la propagación de especies y plagas invasoras y reducir la disponibilidad de agua”.

Sin embargo, se reconoce que la restauración de bosques plantando árboles o ayudando a su recuperación natural contribuirá, sin duda, a la estrategia global de mitigación de los impactos del cambio climático. Las primeras propuestas de objetivos para el convenio sobre la diversidad biológica que se acordarán en 2021 incluyen la restauración de 350 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas del mundo. A nivel mundial, se debería dar prioridad a las zonas que han sido sometidas a una presión de deforestación más elevada durante las últimas décadas, donde la inversión será más eficaz, como los trópicos, y siempre teniendo en cuenta que la restauración forestal no puede sustituir la reducción de emisiones directas de gases de efecto invernadero, la acción prioritaria y más efectiva para combatir el cambio climático.

Más información:

Hermoso, V., Regos, A., Morán-Ordóñez, A., Duane, A., Brotons, L. (2021). Tree-planting: a double-edged sword to fight climate change in an era of megafires.  Global Change Biology. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/gcb.15625 

Autora de la foto del artículo: Assu Gil.

 

 

Last modified: 27 Abril 2021